Salí a una visita con una asesora comercial que me pidió que la acompañara a afiliar una persona a la EPS. La clienta vivía en una finca a unos 30 minutos de la ciudad.
El viaje fue perfecto, hablamos de negocios y la clienta nos estaba esperando. Nuestro objetivo era muy claro: llenar el formulario de la afiliación a la Eps. Hablamos con la persona y le solicité a mi asesora el formulario de afiliación correspondiente. Yo observaba que ella buscaba una y otra vez en el maletín pero no me entregaba nada. Esperé un momento pero no pasaba nada, así que le pregunté de nuevo por el formulario mientras conversaba con la clienta . Finalmente la asesora me dice en voz baja: jefe, no traje el formulario. Mi angustia era porque le habíamos dicho a nuestra clienta que no se preocupara, que en nuestras manos estaba segura, que éramos una compañía en la que podía confiar, y ¿ cómo entonces le iba a decir ahora que se nos había olvidado el formulario de afiliación? A eso habíamos ido. Salimos de allí expresando un sinnúmero de disculpas, pero tan sólo fueron eso, disculpas.
Definitivamente, para evitar este tipo de situaciones, es indispensable la lista de chequeo. De ahora en adelante cuando vaya a salir con una de mis asesoras lo primero que haré es revisar con ella la lista de chequeo. No quiero volver a pasar mas vergüenzas con los clientes.
Entrenador: Luis Bernardo Velez